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El ayer y hoy del electro pop: de la discoteca Blondie a Lulú Jam
Mientras el local celebrará sus 13 años con dos discos y un libro, el trío lidera el boom del circuito más atrevido.
CLAUDIO VERGARA
Los mejores capítulos de la discoteca Blondie se escriben cuando las luces se apagan y los discos dejan de girar bajo la aguja. Cuando es de mañana y una centena de vasos con olor a noche se apiñan sobre una barra en penumbras. Ahí, el periodista y DJ Ariel Núñez está reconstruyendo hace dos años la historia de uno de los enclaves pioneros del underground capitalino, convertido hoy en una marca rentable, capaz de timbrar fenómenos como los de Placebo, facturar cerca de $3 millones por fiesta y abrir la puerta para otros recintos, los que hoy explotan el éxito del electro pop.
Núñez está elaborando un libro que traza el testimonio de una época en base a dos historias: antes de ser Blondie, la discoteca fue el cine Alessandri y, posiblemente, un centro de detención tras el golpe de Estado de 1973. Separado por menos de dos cuadras con el antiguo cine Alameda (hoy anfiteatro comercial), compartiendo la misma dueña (la desaparecida Rebeca Bulnes) y de frente al ex Estadio Chile, el Alessandri se habría levantado como centro de reclusión alternativo.
Núñez y el dueño histórico de Blondie, Daniel Sánchez, no sólo saben de testimonios de exiliados en Suecia y Polonia. También descubrieron túneles clandestinos que conectaban ambos cines, junto a botellas y utensilios de los años 70. "Nunca había querido revelarlo, pero me parece que este libro recuperaría una historia y una importancia social de la Blondie", recalca Sánchez.
Con la caída de los cines de barrios, el Alessandri pasó a manos de un dueño de camiones que lo refaccionó como un cine porno que se fue a pique a los cuatro años. Hasta que el 18 de septiembre de 1992 corrió sus cortinas como una discoteca más en una capital que rebasaba pachanga.
Como era un negocio más, el propio Sánchez destinaba el fin de semana para citas que importaban la vanguardia indie y electrónica europea. Ahí nacieron las primeras fiestas vampiro, los primeros cónclaves dark, la escalada de la electrónica con el colectivo Barrakuda (de los DJ Cristián Powditch y Marcelo Umaña) y los inicios de Canal Magdalena y Glup!. "Fue un empujón a la cultura alternativa, nunca se había visto tanto pelado vestido de negro", recuerda Arturo Fuenzalida, uno de sus primeros DJ.
Hoy el recinto de Alameda 2879 se sacude de la especialización y se abre a shows de Los Bunkers, Álvaro Henríquez y Jorge González. Además de marcar los debut masivos acá de Babasónicos, en 1997, y de Miranda!, en 2003. Ahora el plan es el lanzamiento en septiembre de dos discos conceptuales bajo un sello multinacional, potenciar el bar Blondie Snack Bar (Brasil 171) inaugurado hace tres meses y el espacio radial del mismo nombre en radio Usach. "Este es un gran negocio del que podemos vivir", señala Sánchez.
Y como buen boom, disgregó a sus huestes en circuitos más diversos ¿Habían nacido los hijos de la Blondie? Productores y bandas (ver fichas) que visitaban la discoteca, pero que ahora inventaban una vanguardia más atrevida, cortesía de los ejemplos uruguayos, argentinos y europeos; que anuncian tocatas a través de fotologs; y que tienen en el club Bizarre (Fanor Velasco 40) su propia zona cero. "Antes, Club Bizarre era un night club, pero ahora es una necesidad. A la gente ya le aburre ver a un DJ", estima José Parra, productor del lugar que alberga cada fin de semana a unas mil personas.
Un boom que tiene su genética en las fiestas Computer Love de 2004 y en el electro pop, la receta que mezcla electrónica de los 80, con letras hedonistas y semblanzas ambiguas y coloridas. Los protagonistas: Lulú Jam, trío apadrinado por Gabriel Vigliensoni, que abraza desde la música japonesa hasta las líricas teen. Con su primer álbum ("Corazón caliente", de 2003) vendieron 5 mil copias y ahora están preparando el segundo con la oferta del sello español alternativo Subterfuge, lo que los llevaría a un tour por España y Japón a fin de año. "Y sólo lo logramos divirtiéndonos", concluye Pía Cichero, integrante de la banda y también bailarina de Mekano.
Hay mucho allá afuera
A diferencia del rock ochentero, el electro pop local puede jactarse de un fluido intercambio con la escena argentina y uruguaya. Allá los circuitos y nombres también van en alza. Ejemplos: el uruguayo Dani Umpi, un pequeño escritor uruguayo de chapes, cuyo primer disco, "Perfecto" (2005), fue destacado por Rolling Stone y que cuenta entre sus fetiches a Alaska y Javiera Parra. El viernes 17 repletó el club Bizarre.
Gaby Vex, una argentina de voz amazónica y performances rutilantes, vendrá al lugar el 1 y 2 de julio; su coterránea Vanesa Strauch lo hará el 15; y los también trasandinos Modex el 30 del mismo mes. En Argentina, el centro de eventos Eldorado y la disco Pachamama han recibido a nombres como Lulú Jam. Otros chilenos, Quiero Star, tienen su nicho en Brasil. Finalmente, la próxima gran fiesta Blondie es el viernes 8, con De Saloon, Rock Hudson y CHC celebrando el primer año del espacio radial Blondie Snack Bar.
LOS IMPERDIBLES DEL CIRCUITO
TELE VISA
Dúo pop que exprime pura fiesta. Formado por Javiera Mena y Francisca Villela, Tele Visa es una explosión de baile a medio camino entre la sofisticación pop de Ace of Base y Erasure y la frescura de Daniela Romo o Pandora. El Living del cine arte Alameda es uno de sus reductos. Un dato: Javiera Mena es una de las compositoras más versátiles del Santiago under. Más en www.fotolog.net/televisa.
KINDER PORNO
El dogma de este grupo: el electro pop es cosa de chicas. Carla Fuenzalida y Camila González son amigas que se maravillan con Britney Spears y Madonna, pero también con el electroclash inglés y francés. A veces posan como colegialas. "Es como nuestro espíritu: no tomarnos muy en serio esto", dice Fuenzalida. El 21 de julio estarán en el bar "La máscara" en Bellavista. Más en www.fotolog.net/kinder_porno.

Turno para los chicos. Y ellos lo aprovechan bien: Quiero Star es uno de los proyectos de Raúl Durán y Arturo Saray, los cerebros más inquietos del electro chileno. Durante esta semana se presentaron en Argentina, invitados por la banda Que Out, y ahora parten a Brasil. También saldrán en el compilado del sello norteamericano Kinetik Media y, cuando son Quiero Star, invitan a Sofía Oportot, de Lulú Jam. www.myspace.com/quierostar
PORNOGOLOSSINA
Para Felipink y Wincy, cada canción es una intención. Y cada intención, una coreografía. Y a través de ellas, replicadas por una creciente fanaticada, se han graduado como uno de los grupos más trabajadores y detallistas de la escena local. Sus shows son una aventura envuelta en colores, luminosas puestas en escena. Para comprobarlo: este 2 de julio en el club Bizarre y http://www.pornogolossina.tk/.